Inteligencia artificial y relaciones públicas

Inteligencia artificial y relaciones públicas

Hace tiempo que vengo revisando los artículos que se publican sobre inteligencia artificial y relaciones públicas, y me parece que la mayoría se centran en algunos aspectos que no han sido el core de nuestra actividad de manera tradicional, es decir, que no se enfocan en la gestión con medios de comunicación, la organización de eventos o en la consultoría estratégica.

Esto podría parecer una buena noticia, pero no lo es.

Eso quiere decir que hay poco conocimiento sobre el posible impacto de la inteligencia artificial en las relaciones públicas, en el periodismo y en algunos aspectos del marketing.

La disminución de periodistas y medios se acentuará con la inteligencia artificial

Ya hay varias start ups que han comenzado a utilizar la inteligencia artificial para la generación automática de contenido y, de hecho, sitios como El Confidencial, 20 Minutos o El Periódico han comenzado a utilizar los servicios de Narrativa, Syllabs, entre otras.

Incluso hay quien dice que alguna máquina ganará un premio Pulitzer algún día.

Si bien la inteligencia artificial requiere aún de tiempo para elaborar contenidos analíticos, lo que sí puede hacer es informar en formatos atractivos, como videos y/o animaciones, combinando una serie de fuentes de fácil acceso, incluso echando mano de contenidos generados por usuarios que han estado en el lugar de los hechos, con lo que ni siquiera requerirán de periodistas que estén in situ.

Con menos periodistas a quienes podamos “vender” las “noticias” de nuestros clientes, difícilmente conseguiremos generar cobertura mediática amplia y menos con un toque humano.

Además, es previsible pensar que sólo grandes empresas podrán ser proveedores de las fuentes de información de donde obtendrán sus datos las máquinas que elaboren las “noticias”, lo que podrá generar una idea sesgada del mundo.

Imaginen que los grandes clubes de fútbol hagan como algunos partidos políticos en España y sólo permitan el acceso a los medios a las imágenes o la información preparada por sus gabinetes de comunicación. Las publicaciones serían todas muy parecidas, siempre con una versión sesgada de la fuente. Esto que puede ser genial para las empresas y organismos en realidad es algo negativo para la sociedad e, incluso, para las propias fuentes de información.

Conocer a los usuarios para darles sólo los contenidos que deseen

Este mantra de dejar que las máquinas decidan lo que los usuarios van a ver en sus feeds de redes sociales significa que hay muchas cosas que la gente puede no llegar nunca a conocer y todo por decisión de un algoritmo basado en el comportamiento de los usuarios en un momento determinado.

Es verdad que al ofrecer contenido que ha sido interesante para un usuario, una nueva información relacionada tendrá muchos puntos de serle relevante. Ahora, la posibilidad de ir de un sitio a otro gracias a encuentros generados durante la navegación se han reducido y la capacidad de viralización se ha reducido hasta casi tender a cero, ocasionando a marcas e instituciones a pagar por ser vistos, incluso entre sus propios fans y seguidores.

De nuevo se establece una diferencia entre las grandes marcas con abultados presupuestos con los pequeños y medianos que tienen que hacer un esfuerzo para ser escuchados.

Segmentación y atención en eventos

Quizás suene un poco distópico, pero el sector de los eventos también se verá afectado por la inteligencia artificial de distintas maneras.

Si la segmentación puede llegar a niveles insospechados, hay que imaginar que desde la invitación al evento, como las propias experiencias vividas en el mismo e incluso la comida podría estar toda definida de antemano a partir del perfil de las personas.

Por ejemplo, no sería descabellado recibir una invitación para un evento de una marca de cervezas si se es fan o seguidor en redes sociales. Hasta aquí todo normal, pero luego ya en el lugar de los hechos hacer una cata con un maridaje con alimentos específicos para personas con intolerancias alimentarias o gustos definidos.

En fin, que toda esta gestión de datos y su aplicación en diferentes ámbitos de actuación no iba a ser indiferente en el sector de las relaciones públicas.

En futuras publicaciones iremos profundizando sobre este ámbito.