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Relaciones Públicas: Los errores de comunicación de Enrique Peña Nieto con Donald Trump
El presidente mexicano Enrique Peña Nieto ha cometido graves errores en torno a la visita relámpago del candidato presidencial republicano Donald Trump.
Entre los más relevantes se encuentra sin lugar a duda los que se cometieron en el ámbito de la comunicación que a continuación reseñamos:
- Fecha y hora: Al parecer la invitación para visitar México se cursó a ambos candidatos norteamericanos, pero el día del republicano fue definido por el equipo de Trump, de tal forma que coincidió con la fecha designada para la presentación de su política migratoria. Al tratarse de un presidente que recibe a un candidato, ¿no sería el primero quien debería de definir el día del encuentro? ¿No habría sido más apropiado esperar a conocer sus políticas migratorias antes de confirmar el evento? Incluso, ¿no habría sido más inteligente dejar pasar el día del Informe Presidencial para evitar que éste acto -otrora día del presidente mexicano- se viera afectado, como presumiblemente ya ha ocurrido?
- Formato: Al tratarse de un candidato, lo aconsejable es que hubiera sido una reunión privada en la que el equipo presidencial permitiera la entrada de un fotógrafo propio para realizar la imagen oficial que luego se distribuiría a los medios. Sin embargo, se realizó una rueda de prensa conjunta, que se hace protocolariamente con un homólogo, pero no es el caso, puesto que Trump no es presidente.
- Discurso: Enrique Peña Nieto se mostró tibio en sus posicionamientos críticos ante las aseveraciones de Trump en contra de los mexicanos y dejó fuera otros que son particularmente graves para el país como el control de armas en EEUU.
Más allá de los errores a nivel diplomático y del efecto negativo que están teniendo en su propia percepción en México y el mundo, el equipo de comunicación y protocolo de Enrique Peña Nieto cometió varios errores que resultan inexplicables ante la supuesta solvencia que debieran tener quienes asesoran en este ámbito a un presidente de una de las 20 naciones más importantes del mundo.
Relaciones Públicas: ¿Por qué me odian?
Y, aunque parezca una pregunta personal, los políticos deberían preguntarse: "¿Por qué me odian?".
El ejercicio del poder desgasta.
Sin embargo, la llegada de las redes sociales ha acelerado y profundizado ese desgaste.
Los políticos en ejercicio deberían de tener en consideración las redes sociales para matizar o intentar contener el descontento que, primero, no les dejará gobernar y, segundo, les dificultará volver a ganar una elección.
Y, aunque parezca una pregunta personal, los políticos deberían preguntarse: "¿Por qué me odian?".
¿Por qué me odian mis electores?
¿Por qué me odian los que no me votaron?
¿Por qué me odian los que se abstuvieron?
¿Por qué me desprecian los periodistas?
En México, la impopularidad del Presidente Peña Nieto en el país se debe en gran medida a la impericia con la que su equipo ha gestionado la comunicación, tanto en medios, pero sobre todo en redes sociales.
No es creíble que el que fuera "candidato de las televisiones", ahora tenga una imagen pública y mediática tan deteriorada y el nuevo no atina a gestionarla de manera eficaz.
O antes no recibía tanto trato de favor en los medios o ahora no cuenta con el mismo equipo que lo llevo a la presidencia.
De esta forma, los avances en su administración (reforma de PEMEX, cambio en la educación, éxito de empresas mexicanas extendiéndose en el extranjero, entre otros) se han visto eclipsados por temas graves (la "Casa Blanca" de su esposa Angélica Rivera, la fuga de "El Chapo", la violencia y la inseguridad en el país, entre otros), pero también por otras situaciones más o menos superficiales (las relaciones con Angélica Rivera, el séquito con el que se acompaña en sus viajes internacionales, entre otros).
En nuestra época en donde cada vez las redes sociales forman la opinión de más y más personas, el "Indice de aprobación" debería de complementarse con un "Indice de odio".
Puede que haya un porcentaje relevante de gente que apruebe o tenga una imagen neutral de un político, pero si hay un grupo empoderado por las redes sociales que difunden el odio contra un gobernante y no se hace nada para remediarlo, la mala imagen se acabará instalando, primero en ordenadores, tables y smartphones, para luego influir en las mentes y corazones de los ciudadanos.